28/6/11

Cortejo raro

Hay por ahí unos mamíferos que tienen unas maniobras complejas en sus cortejos para el apareamiento que resultan ininteligibles vistas desde fuera.

La hembras se exhiben ataviadas con alambicados ornatos, acicalándose con arreglos que incluso modifican, aunque solo lo logren visualmente, la morfología de cada una de las partes de su cuerpo, resaltando esto y lo otro y aminorando defectos con pigmentos y accesorios. Se organizan el pelo donde estiman que deben dejarlo y adornarlo y se automutilan donde parece que corresponde. Todo esto las lleva a pavonearse con cuerpos cincelados a medida de lo que parece ser las formalidades atrayentes de los machos en el cortejo.

A estas maniobras de exhibición corresponden los machos con los no menos complejos movimientos de aproximación y proposición. A base de gruñidos y movimientos de saltimbanqui, peleas rituales con otros machos, demostración de salud sexual y sonidos guturales para convencer a las hembras de que serán buenos cuidadores de la prole.

Pero el entorno del cortejo tampoco le va a la zaga. Es un ambiente en penumbra donde se producen sonidos infernales que van acompasados con movimientos espasmódicos de la musculatura de sus cuerpos. Y ahí están las hembras dando saltos hábilmente, sin caerse de los zancos de sus pies que llaman zapatos de tacón. Y los machos acodados en soportes bebiendo unos brebajes que llaman gin tonic.