Pongamos que alguien tiene talento para escribir y además se conforma modestamente con vivir con 30.000 euros al año. Pongamos que produce un libro interesante cada dos años. Luego ese libro tiene un coste de 60.000 euros en gastos de personal, y como esto suele ser el 10% del precio de mercado hacen falta unas ventas de 600.000 euros, que a un precio medio por ejemplar de 15 euros nos resultan 40.000 ejemplares.
Por encima de ahí tenemos escritores profesionales y por debajo aprendices y aficionados. O lo que es peor cultivadores del lujo subvencionado. O poetas románticos...
Con lo que los negocios editoriales tienen que tener a sus camadas de autores contratados cuya función, además de producir la escritura, es ser ellos mismos el producto, sujetos a los avatares del marketing y participantes en todos los productos multimedia del grupo empresarial, ora hecho un jornal en internet, ora en un periódico dominical o en una tele. Con lo que los 40.000 ejemplares del libro pueden quedar reducidos a 4.000 porque el sujeto come por otro lado y su libro sirve de soporte publicitario indirecto para vender compresas con alas en los intermedios de los telediarios.
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